martes, 20 de septiembre de 2011

FERRARA. (Notas emilianas)




La tumba de Lucre.



En el Convento del Corpus Domini, de las clarisas de Ferrara, donde las monjitas cuidan sus restos y rezan por su alma, hasta el año 2011, de momento.
Es solo su nombre grabado en un mármol viejo junto a otros familiares, y que sirve como pavimento del oratorio del convento. Pisable, por tanto, para los fanáticos de las leyendas.


Los que piensan que los seres humanos, y con ellos la historia universal, son algo mas complejo que un cuento infantil de buenos y malos, se abstendrán de hacerlo.


Las religiosas, y los ferrareses en general, tienen escrito en varios lugares, de manera discreta y concisa, su mensaje. “En el tiempo que estuvo con nosotros, no dejó de dar muestras de los valores propios de una mujer devota y piadosa” Vida de santidad como corresponde a la memoria de la Duquesa del Este, señora de Ferrara.


“Lucrecia como una mujer culta, amante de las artes y las letras, de alta espiritualidad, depravada e intrigante, prototipo de corrupción y crueldad, Extremadamente bondadosa en todos los aspectos, modesta, tierna y decorosa (...), piadosa y devota cristiana, acusada de todos los crímenes imaginables para la carne y para el espíritu..”


Los adjetivos son siempre propiedad de quien los asigna, y casi nunca de quien los recibe. Resulta fácil comprobarlo.


Y es que, cuando la leyenda se confunde con la historia, como es el caso, resulta bastante difícil separar a la persona del personaje, y como, desgraciadamente, seguimos dando prioridad a todo lo referente a los pecados capitales, pasamos por alto cualquier reflexión sobre los tiempos terribles que coincidieron con el comienzo de la edad moderna. ¿Moderna?.


"Sería un poco largo de explicar, pero confieso que prefiero mil veces ser gobernado por el Valentino (César Borgia, el hermanito de Lucre) que por la complicada urdimbre burocrática del estado moderno, tan sospechosamente interesado en mi bienestar y en el ejercicio de mi personal albedrío. Cuestión de gustos (...) y de saberlo pensar un poco a la luz de los últimos ciento cincuenta años de historia universal".(Álvaro Mutis).


Ya digo que, en lugar de emitir juicios sobre personajes mas o menos televisivos, o sobre la inconmensurable necedad de la sociedad de entonces, o de la de ahora; personalmente prefiero acotar el asunto, como aconsejan los expertos en investigación, y centrarme en el lado bueno de la cuestión:


¿Por qué las clarisas no limitan, tambien, sus esfuerzos, dedicándose en exclusiva a aquello para lo que nadie puede negarles la excelencia? Sus dulces.


Torta tenerina – en la foto- , o las galletas de chocolate amargo y naranja, especialidad del convento.





P.D.- Como adicto a las historias de aventuras, mas o menos caballerescas, entre la leyenda y la fantasía heroica, no puedo dejar de aconsejar que reviséis el último capitulo de la vida de Cesar Borgia en tierras navarras. Instructivo a mas no poder, con la asumible veracidad de los cronistas y la certeza tangible de la lapida mortuoria; en perfecta consonancia con las de la saga familiar.


El retrato de Lucrecia es apócrifo - como todos los suyos - la tumba y el pastel son verdaderos. Doy fe.

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