viernes, 30 de septiembre de 2011

FINALE (molto riflessivo). Notas emilianas.-



Las ventajas de reducir el petate. (Gracias, Don Antonio).



Que razón tenia Machado en su referencia a partir ligeros de equipaje. Y conste que él estaba hablando de otro tipo de viajes, que no suelen venir en las guías del corte ingles ni en los foros de internet, lástima. Pero existen hoy otros desplazamientos, tan humanos como aquel, aunque con vuelta, llamados también periplos por eso; y que ahora nos permiten satisfacer una de las ansias mas naturales que nos estimulan a lo largo de la vida, la del conocimiento, la de viajar a tierras desconocidas, cuanto mas lejanas mejor, y con toda la frecuencia que nuestra precaria economía y condición física nos permitan.


Si viajar es volar, en sentido real y en sentido metafórico, si hacerlo en autobús es emular el vuelo torpe y a menudo catastrófico en el aterrizaje, de la gallina, como nos recordaba Pla; no es menos cierto que hacerlo en la actualidad en los nichos múltiples y yuxtapuestos, hasta la desaparición de todo espacio libre a nuestro alrededor que exceda de, digamos diez centímetros, equivale a hacerlo en una lata de sardinas o en un tonel de arenques, aunque ambas figuras hayan perdido vigor, y la de los cigarrillos dentro del paquete esté haciéndolo por momentos.

De las cerillas en su caja ya ni os cuento. Aunque el riesgo de la chispa que termina en un instante con continente y contenido , es algo que merodea al pasajero desde que se incorpora a la cola de presuntos suicidas.

Y ese es el aspecto que debemos ofrecer si atendemos a las muecas sarcásticas , y a los modales de los empleados de las líneas aéreas, de casi todas.


No quisiera compararlo con las hileras de deportados entrando en los campos de exterminio, ni a los guardianes que los pastoreaban, pero tampoco descarto ciertos aspectos en común.

Sin ir mas lejos descubrí en julio, en mi bautizo sanferminero, unos señores vestidos con algo verde y una vara tan flexible, y tan incansable como dolorosa, que iban delante de los corredores? vareando al personal, e incluso dándoles patadas, empujones y alguna que otra bofetada a todo aquel que pretendía incorporarse a las huestes de los elegidos y no aparentaba estar en condiciones de hacerlo. Pastores los llaman.


Es lo mismo, un maltrato consentido y provocado por la victima. Esto es lo que hay, y es tan normal como las sevicias a que somos sometidos antes de incorporarnos a la lata, de aluminio supongo, y pintada de colorines, anunciando esta vez una comunidad autónoma, como si ese fuese un articulo que pudiese venderse con beneficio alguno, aparte del pingüe recogido por los capos políticos de la cosa. Y por cierto que este es el termino, kapo, que usaban para denominar a los condenados que sobrevivían y sobrevivieron , ayudando a exterminar a sus iguales.

Y es que el mundo está realmente bien organizado, y basta colocar en el imaginario colectivo, la luz de la fe en el conocimiento, para que nos incorporemos dócilmente a la hilera de los elegidos, y como entonces, tan ligeros de equipaje, como anunciaba Don Manuel y cantaba Serrat.

Tan ligeros como diez kilogramos, que es lo que nos van a permitir en el viaje de vuelta, y que hay que apurar aun mas en la salida, en previsión de las compras inevitables, media docena de calcetines en mi caso, para la alternativa mocasín versus sandalia, obligada y ejecutada al segundo dia de peregrinaje.

De cómo la ciencia, ergonomía la llaman, adapta los avances en el confort a la fisonomía y a las necesidades vitales del bípedo racional, un servidor, a diez kilogramos, es un misterio digno de investigar, y de agradecer.


Aunque la mayoría de los primarios, y somos muchos, prefiramos buscar un diablo culpable, como han hecho nuestros abuelos y los abuelos de nuestros abuelos desde que el mundo es mundo, y lo encontremos en el tycoon, en el dueño de la línea aérea; yo seré de la opinión contraria -para no variar- y no solo agradezco la limitación del peso y el volumen de mis pertenencias, sino que emplazo al responsable, a una nueva reducción. Ya que a mi, personalmente, me sobra mas de la mitad, como a Machado, y como a Don Giner de los Rios, a quien encontraron tras su marcha, tan solo seis duros en la cómoda,. Austero hasta la santidad, según palabras de Don Antonio.


¿Para qué mas equipaje?.



Y cuando llegue el día del último viaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.



P.D.- La realidad del comienzo del nuevo curso, nos anuncia un formidable programa de adelgazamiento colectivo que hará olvidar a mas de cuatro la frivolidad del numerito en la bascula, y la dieta de moda.
Pensaba yo, que la obesidad era una condición imprescindible para perder peso.
Y va a ser que no.


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