martes, 29 de diciembre de 2009
GRANDES ESPERANZAS (Dickens)
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------Después de diez días de lluvia ininterrumpidos, no tiene sentido hacerme ilusiones sobre el tiempo que va a hacer mañana. Ni menos hacerme sangre al pensar que la autoridad suprema aconseje arrimar el hombro y mirar adelante, todos juntos, para que deje de llover.
Casi me quedo con las rogativas a la Santa o con hacerle vudú al Maldonado, ya de puestos. Hasta echarle una parrafadita al cielo, y cantarle las cuarenta puede ser más eficaz, al menos implica una actividad personal y una mayor liberación de los miasmas internos, que el limitarme a escuchar a los responsables del diluvio aconsejándonos el intercambio de paraguas entre unos y otros.
Y es que, después del chaparrón del otro día, sucedió algo infrecuente, pero no inédito. El que los sapos de mi jardín, que estaban hibernando tan felices las criaturitas, en sus guaridas húmedas y fresquitas, han sido arrojados por el intempestivo chorro y sin misericordia alguna al suelo de grés, justo tres meses antes de la primavera, la fecha en que allí los insectos estarán esperándolos para jugar a aquello tan natural del ciclo vital, del depredador y del depredado.
No sé si un anfibio puede llegar a morir ahogado. Tal como veo el asunto, sospecho que sí. Pero si los mayores, los creciditos, tienen cierta posibilidad de hacerlo, incluso de sobrevivir a esta macabra broma del clima, y guardar reservas suficientes para volver al agujero, cuando escampe y renovar los votos en marzo, los pequeños, las dos docenas de pulguitas multicolores que intentan infructuosamente buscar un hueco exento de agua, no tienen mayor futuro que el convertirse en un lamina de piel que en cuanto se seque se la llevará el viento junto a las hojas residuales del pasado otoño.
Ganas me dan de explicarles, a través de la ventana desde donde contemplo el cataclismo, lo útil que seria que arrimen el hombro, que miren hacia delante y que confíen en que su esfuerzo será recompensado.
Realmente el sarcasmo siempre me ha parecido una de las actividades humanas más repugnantes. No solo por la gratuidad de hacer daño al prójimo con el único fin de que el autor se divierta, si no además porque en este caso, el de las autoridades que desde hace tres años largos, y desde mucho antes si atendemos a su falta de previsión, no hacen mas que enviar mensajes del tipo de que hagamos nuevos agujeros a nuestro cinturón cuando tenemos el sacabocados colmadito de badana.
Parece que, al menos, comienzan a usar términos más coherentes con la situación como los de depresión o recesión. Incluso he llegado a leer en el diario de mayor tirada el prefijo gran, justo delante de esas palabras malditas. A buenas horas mangas verdes.
Y es que mangas verdes, y de ahí la frasecita, tenían los representantes del orden, tiempo atrás. Y como solian llegar después del momento ese, fatal, justo cuando ya no eran necesarios, provocaban e invocaban la espontaneidad popular del dicho. A buenas horas.
Porque lo cierto es que eran funcionarios a sueldo, profesionales que cobraban por evitar que no sucediesen ciertas desgracias o en todo caso por evitar que fueran a peores. El hecho de que se limitasen a hacer acto de presencia cuando ya simplemente resultaban innecesarios era simplemente puro sarcasmo.
Es lo mismo que está sucediendo aquí y ahora, y no solo con mis sapos, con el agravante de que siguen ignorando el porllegar mas cercano, cuando el riesgo ya no está en que estemos todos mojados porque la techumbre podrida se vino abajo, sino en las consecuencias inevitables del día después, del tiempo que nos toque vivir al raso y de su duración así como de sus efectos sobre la higiene personal.
Siguen sin plantear rumbo alguno que nos aleje de la tormenta que todavía queda por delante, ni mucho menos de realizar, de actuar con medidas esperables de quien dirige la nave. Los consejos sobre la necesidad de que, los demás, hagamos acopio de virtudes, no dejan de ser eso, una tomadura de pelo.
Afortunadamente uno tiene recursos para casi todo, -otro día les explicaré como acabar con el cambio climático, que lo he aprendido en un manual para torpes donde lo explican clarísimo-, pero de momento me limitaré a seguir en positivo, y a invocar a mi superhéroe favorito para que nos saque del atolladero. Seguro que algo bueno hará por nosotros. En situaciones peores lo he visto yo desenvolverse y siempre triunfando.
Absolutamente siempre.
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sábado, 26 de diciembre de 2009
SOBRE EL LIBRO ALBEDRIO.-
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Ayer vi. en el salón, en el ángulo oscuro, silenciosa y triste el arpa.
Eso, salvo que aceptemos la sinceridad de D.Gustavo, casi nadie puede repetirlo, y menos imitando sus versos, sin faltar a la verdad.
Resulta que nadie, es el nombre que se puso Ulises, en la escena del monstruo ciego, que ya lo era, mental, antes de que le anulasen el ojo delantero. Por tanto, permítanme la licencia de usurparlo, el puesto de nadie. Puesto que yo lo vi.
Vi un anciano, solo y recostado entre el Pladur y su bastón, en el ángulo interior de la sala de actos del Fnac. Barba blanca estilo greco chipriota, con las mejillas y el belfo superior libres de vello impostor –la boca es el espejo del alma, y no los ojos que te retratan pero no te delatan- y con la misma trenka que lleva en sus apariciones en público. Curiosamente el perfil parecía pertenecer a otra persona, pero no hizo falta que me acercase, importunando su somnolencia, para comprobar que era el “autor” con nombre de cafetería. (Pombo).
Y es que, estamos tan acostumbrados a contemplar solamente de frente a los santos, tan satisfechos con verlos en las estampas de plasma que, una tercera dimensión, un perfil o siquiera un tres cuartos nos lleva al terreno de lo desconocido, de la confusión. Tampoco me apetecía saludarlo e iniciar una conversación en la que saliesen a relucir los armarios, con los de Ikea ando sobrado, así que me limité a contemplar el arpa en el ángulo oscuro, de sus dueños, promotores de la presentación de su centésima novela olvidado, y a reflexionar sobre lo dura que es la vida del artista. De como el brillo de la mente más sagaz y del escritor más certero no es nada sin un charlatán detrás.
Como esta figura, y la locuacidad del que nos obsequia con un peine y nos regala una manta si le compramos una estilográfica, sigue siendo imprescindible en el siglo XXI, viejo desde su nacimiento, y sigue apoyándose en el brillo de las palabras, en la persuasión del que nos deja con la boca abierta, incapaz de cerrar la suya, llevándonos a donde convenga al flautista de turno.
También me hizo reflexionar como, en medio de tanto viaje, tanta tertulia y tanto homenaje, sin tener en cuenta la ya mentada somnolencia, un escritor anciano está capacitado para redactar, pergeñar dicen los pedantes, una o cuatro novelas al año de mil páginas, capitulo arriba, capitulo abajo.
Sin ir mas lejos es lo que tiene la última de mi admirado Jose Antonio Muñoz Molina, obstinado en no buscarse un nombre artístico acorde con los tiempos,- máximo cuatro silabas, y sin eñes por dios- y en mantener la llama de la fidelidad del autor a “su” credo intelectual y moral, que también político, al parecer.
Y es que también tiene quinientas hojas, escritas por ambas caras, y dice que la escribió a ratos, en el bar de la esquina de su barrio, en niujorque claro está. Y a mi se me escapa la sonrisa que mas de una bofetada me ha costado, cuando la descarada exageración del ponente hace saltar la válvula de la fe, que como es sabido la tengo bastante floja.
Porque tantas resmas de papel las escribe cualquiera, yo mismo, sin decir nada y además haciéndolo de mala manera, siempre que no haga ninguna otra cosa durante, digamos, uno o dos eones. Pero con una vida pública absorbente y con otra privada que ni les cuento, buena es Dª Elvira, que sí, que supo lo de elegir nombre artístico fetén, además de los viajes interestelares y frecuentes entre Mongo y Trafalmador, no veo yo de donde saca pa tanto como destaca.
Que conste que son mis ídolos, et pourtant… (Aznavour).
Pero no me negarán que estos, al menos, se curran la farándula, en un terreno cada día más difícil, y luchando con alimañas digitales que, sin duda habrían impedido el regreso a Itaca a cualquier Ulises de tres al cuarto.
Aunque todo está escrito, y muchas veces, en el terreno de la creación artística y en el de su distribución, desde que nuestro paisano Marcial denunciase las copias fraudulentas de sus tablillas, epigramas en barro cocido, que privaban al autor de su sustento. Año 64 d.C.
Orwell no profetizaba la caída del totalitarismo soviético porque ya la había vivido en carne propia, y en carne próxima que es mas doloroso, pero si en 1984, que no es una fecha, (como tampoco lo es el 11 M, que fue una masacre y no hay que confundir, ¿o si? al espectador), donde nos hablaba de una pantalla que ocupaba toda la pared, y toda la mente, y donde podríamos vernos alguna vez en la vida, si éramos buenos, es decir mansos. Y es el anuncio, el aviso sobre el peligro del gran charlatán, el que anulará nuestros sentidos y solo permitirá la comunicación unidireccional. Escucha atento la canción del gran hermano… (Miguel Ríos con las notas de D.Leovigildo B.).
También lo escribió su adlátere, Ray Bradbury, cuando en Fahrenheit, anuncia a los poderosos que por mucho que nos prohíban el intercambio de archivos, por mucho que nos corten el Internet y por mucho que encarcelen a nuestros mesías, siempre quedará en la tierra un hombre que habrá memorizado un libro, al menos, - yo conozco a alguno que lo ha hecho con varios- y estará dispuesto a compartirlo con el resto, con los fieles.
Por tanto, nada nuevo. Seguirán intentando intentarlo. Y es que la mies es mucha, y su color, el del papel moneda, excelente. Pero la realidad es tozuda ella. Y la honestidad, la supuesta honradez de la actividad humana basada en la legalidad y en el respeto al derecho de los demás, cada día se aleja más del mundo en que nos movemos. Tanto que no nos queda otra alternativa que sumergirnos en la vida ficticia de los escritores, de los creadores de mundos felices, para convencernos de que la justicia existe, de que el final feliz es posible aislados, de la jauría de depredadores insaciables, por algo tan frágil y tan evanescente, cuando arde, como es una hoja de papel.
Otros autores, de mas enjundia que yo, discrepan sobre si la maldad es peor que la estupidez, que si puede la segunda llegar a hacer mas daño que la primera, o que si viceversa. No puedo ayudarles en el menester, no llego. Pero de lo que no me cabe ninguna duda es que llamar digital al “libro digital” es ante todo un fraude, lo que presume maldad, puesto que o bien es libro o bien es digital pero ambas cosas va a ser que no. Otra cosa, peor, es asumir la estupidez del lector como algo universal e indiscutible para hacerle creer que 350 Kbites de datos son lo mismo, igualito oiga, que medio kilo de madera triturada y prensada y que, además de sostenible, el nuevo formato es el que realmente anulará la diferencia entre continente y contenido porque el mensaje es el medio, como todo el mundo sabe, aunque Lacan se atribuya la paternidad y nadie se haya molestado en comprobarle el ADN.
Que la literatura, que viene de letra, seguirá existiendo a pesar del medio, o gracias a él, -aunque Gutemberg siga vivo-, no parece una profecía muy original. Y que los lectores continuarán siéndolo, tampoco. Otra cosa es que el tremendo aluvión de títulos, el infinito tsunami que la nueva biblioteca de Alejandría arroja sobre nuestras molleras sedientas de sabiduría, pueda ser mínimamente aprovechado por las limitaciones inherentes a los que solo poseemos un sola vida, una sola cabeza y, si me apuran, una sola neurona.
Parece mucha la carga para un pollino tan flaco. No dejemos que sobre ella se sienten además los impostores y los mercaderes que, no sé como todavía se atreven, después de ser expulsados del templo.
No recuerdo si era “expulsados” o “arrojados” que suena como más categórico, incluso puede que fuesen “defenestrados” y que el templo estuviera en el piso superior. Mejor.
En fin, que de ilusión también se vive, y uno tiene de esta para repartir, que es lo que intento.
El arpa sigue en el ángulo oscuro, esperando que, olvidada de su dueño, alguien se acerque a tocarla. Y sospecho que, ahora, esa es nuestra responsabilidad y a la vez nuestro placer.
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miércoles, 23 de diciembre de 2009
EL AUTENTICO ESPIRITU NAVIDEÑO
(Norman Rockwell).
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NO HAY NADA MAS RECONFORTANTE.
Y LO DESEO A TODO EL MUNDO.
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NO HAY NADA MAS RECONFORTANTE.
Y LO DESEO A TODO EL MUNDO.
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lA MEJOR POSTAL NAVIDEÑA QUE HE RECIBIDO
jueves, 17 de diciembre de 2009
VERSIONES ORIGINALES.-
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------(1ªCaratula).-
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“Versiones originales. Cara A 2010”.-
1.- Espantapájaros azul- Diego de Cossio
2.- Nena no me importa- Los locos del ritmo
3.- Gibraltareña- Los Tamara
4.- Café Express- Hermanas Esqueda
5.- Ahora o nunca- Camisas negras
6.- Ana- Straitjackets
7.- Instantes publicitarios 1
8.- Si acaso tu te vas- Straitjackets
9.- Yo lo seguiré-Emily Cranz
10.-Rezaré- Silvio
11.-He sabido que te amaba- Rene y Rene
12.-Sellado con un beso- Gabor Szabo
13.- Da Cat- Blue hawaiians
14.- Instantes publicitarios2
15.- Lápiz de labios en tu cuello- Emily Cranz
16.- Quiero- Wawanaco
17.- Recordándote- Los 5 Latinos
18.- Si es gratis- Los Petersellers
19.- Que me coma el tigre – Lola
20.- Me caso el sábado, perdóname- Tres monedas
21.- Espérame en el cielo- Mina
22.- Instantes publicitarios3
23.- A media luz- Cuarteto Cetra
24.- Angelito –Rene y Rene
25.- Shorebreak- The Resonets
26.- Perdóname la letra – Los Fredy´s
27- Aunque no seas mi virgen - Silvio
28.- Cae la nieve – Caterina Caselli
29- En Segovia – Los Petersellers
30.- El Huerfanito- Los Centella
Aunque más abajo me explayo en instrucciones de uso adecuadas para escuchar la música celestial que nos ocupa, no puedo menos que advertir de la necesidad de ciertos elementos materiales, imprescindibles para afrontar su atenta percepción.
Unas manoletinas de tafilete no serian un calzado despreciable para ellas, igual que escarpines o zapatillas deportivas para ellos, olvidados los eficaces borceguíes una o dos generaciones atrás. En ambos casos van a ser las alas que involuntariamente los levantaran del asiento y los harán bailar. Quiéranlo o no, es igual. Avisados quedan.
Pero hay algo más delicado y a la vez más necesario cuando el riesgo es mucho mayor. Me refiero a las escoceduras, las lesiones molestas y pruriginosas que se producen en ciertas partes especialmente sensibles del organismo ante la primero súbita y luego pertinaz secreción de fluidos que, originariamente ideados para lubricar superficies mucosas, acaban encharcándolas junto a áreas limítrofes inocentes, eso que llaman ahora daños colaterales, y provocando maceraciones primero, llagas después, y quien sabe si estigmas de santidad a los mas audaces.
Por tanto recomiendo encarecidamente proveerse adecuadamente de pañuelos higiénicos, o sea de papel, los de algodón de toda la vida al parecer no lo eran, higiénicos quiero decir. En su defecto servilletas de papel o incluso rollos de papel del esto también sirven aunque bajan bastante el karma y las probabilidades de levitación por razones obvias. Ello es para las secreciones lacrimales que, aquellos que no padezcan de dacriocistitis, vulgo rija, sufrirán torrencialmente a través de sus fosas nasales, y que de no ser frenadas con la contundencia de una buena celulosa de dos o cuatro capas acabarán dotando al melómano de una imagen repulsiva para sus vástagos.
No obstante, existe un peligro de mayor intensidad y certeza ante ciertas melodías, seguramente inspiradas por el maligno, que es el que estas secreciones se originen y se multipliquen incontroladamente en las áreas infraumbilicales donde el uso de los adminículos anteriormente citados resultará ciertamente molesto e inconveniente.
Por ello, y a riesgo de que piensen que soy un exagerado, que ya se que mas de uno lo hace, debo aconsejar la adecuada provisión, antes de someterse a esta experiencia, de una caja, set of four las llaman, de cuatro al menos, de bragas y/o slips, los boxer no sirven porque traspasan enseguida, ante el inevitable aflujo de eso que, por cierto tanto afectará a ellos como a ellas porque en cuestiones del alma, que es de lo que estoy hablando aunque sea en metáfora, unos y otras somos identicos por mas que las feministas y El Corte Ingles lleven décadas sosteniendo lo contrario.
No espero que nadie, mentalmente competente, sea capaz de aguantar un disco entero sin resultar indemne. Ni mucho menos de nadie que habiendo escuchado los dos, caras A y B, siga dirigiéndome la palabra. Pero cuento con ello, no me abrumaré por el silencio o el desdén, y siempre me quedará el consuelo de que bien que avisé de los peligros.
De lo que si voy a abstenerme este año, es de subir la compilación –palabro horrendo- para que se la baje quien la desee. No es temor a las fauces de la inquisición digital. Es que lo de subir y bajar me parece una ordinariez cuando puedo entregarlo, en mano, a quien me lo pida, además de a todos aquellos que, resignadamente son sus dstinatarios primigenios, usando el tradicional sistema del trueque. Una sonrisa pienso que podría ser un buen precio.
En fin que quien quiera pedírmela, no se prive, que la vida hayquevivirla.
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domingo, 13 de diciembre de 2009
VERSIONES "ORIGINALES" 2010
------------------------------------------------------------------------------------------------------------INSTRUCCIONES IMPRESCINDIBLES.-
He realizado un casting, con tres niveles sucesivos en la selección, excluyendo canciones suficientes para llenar cds hasta el 2020, en el que termina la serie. Si antes no…desaparece el formato cd y hay que pasarse al nuevo.
Se añade un segundo disco, la cara B, en el que figuran dos docenas de perlas cuyo único pecado es el idioma. Pero no he podido resistirme a dejarlas fuera. No pongo los títulos ni los autores porque ¿Pa qué?
Dentro de la cara A, algunas han sido escogidas entre diez versiones diferentes, Ej.“Espérame en el cielo” donde Mina ha sido la afortunada. Otras son tan originales que no necesitarían figurar como versión de nadie, pero tienen que cargar con la etiqueta. Aunque, escuchándolas, uno duda si es mejor esta o aquella, la primitiva...
“Tres monedas” es mas inteligible en la versión masculina. En la femenina que he puesto, estupenda por cierto, el sentido del texto se vuelve lógicamente surrealista, lo que es un encanto añadido. Muy fuerte el argumento. De cuando las tres monedas cabían en dos minutos, y ahí había que contar una historia entera. Tiempos.
La presentación inciática de Silvio, en esta ocasión, es en la confianza de que el público ya está preparado para ello. Es lo más grande que hemos tenido nunca, y sentiría que pasase desapercibido, por ello he estado retrasando el evento. Hay más Silvio.
Con Los Tamara sucede algo parecido, se cayeron al final la del hombre del tiempo y la curva peligrosa donde dan consejos al amigo conductor como hacia, creo, Perlita de Huelva. De esta tengo “feliz cumpleaños” y “Mi niña bonita” y no las he puesto (este año todavía) porque lloro cada vez que las escucho, y como no quiero que se sepa, lo oculto de esta manera, aunque seguiré llorando sin saber por qué. Tendré que consultar con el libro de Freud que compré en el círculo en el 95 y todavía tiene virgen el plástico protector. Así no hay manera.
La copla ha tenido gran representación en las sesiones de casting iniciales y el que no aparezca otra, aparte de la rumba que se marca la faraona, ha sido por mala suerte o por falta de padrinos, que de todo hay en estos asuntos. Espeluznante la Lola, la tía Lola, y lastima que su imagen de habitual en los programas y revistas de cagamiseria nos hayan ocultado la cantaora que había detrás. Comprobadlo.
Con los instrumentales tengo otra deuda que como el alcalde de Villar del Rio, debo pagar. Por cierto que una estación del metro de Madrid se llama “Pepe Isbert” y otra “La Peseta”, no diréis que castizo no viene de casta. La casta de los grupos de guitarra y órgano o saxo, es decir los sin palabras, es tan grande que tenia esbozado un monográfico ad honoren, pero al final me parece que solo hacen una aparición testimonial, si bien en la cara B se sueltan el pelo. En la A, he querido limitarme a temas – lo dije- en el lenguaje de la enciclopedia, que no es la de D¨Alembert, y con muchas historias detrás de la música, para que el oyente no se me distraiga con perniciosas ensoñaciones. Queda pendiente el asunto. Material haylo.
Otras dos o tres , al menos, están bajo la certidumbre de que aparecieron como originales en recopilaciones anteriores, de Elvis, Shocking Blue y Ray Charles., si bien se tratan de versiones y en este caso más que originales, a cargo de Los Petersellers, de los que he tenido que reprimir la tentación de incluir otra de José Luís Perales. Y es que la iconoclastia es lo que tiene, que acaba dando las alas de Icaro al primer montoncillo de ceniza que encuentra uno en el cenicero.
Son unos años en los que la politización de la canción popular, sin ser una novedad absoluta, asoma en nuestros oídos como el anuncio de lo que luego nos seria impuesto por los malhadados cantautores en el subgénero de la “canción protesta”. Cantantes/tas bastante feos, por lo general, y con la ventura de gozar de una audiencia fanática en asuntos religiosos, a los que la música, el ritmo y el pop les importaban un pepino.
No obstante, me rindo a la evidencia, y aunque reservo para oyentes mas politizados, temas de la enjundia de “Da da da”, “Yummy Yummy” o la revolucionaria “Mah- Na, Mah-Na”, no he podido resistir la tentación de incluir “Gibraltareña” que además de ser una cumbia autóctona, gallega ella, es un tema que sigue de actualidad gracias al recurso patrio, de “no me la mientes”, tan útil para entretener al gran público en los momentos difíciles.
Los instantes publicitarios podrían parecer un fácil recurso al humor, a la nostalgia –no se que es eso-o ambos, y lo es. Pero es que, además, las voces de los locutores te conducen inevitablemente a otros personajes, a la pantalla del cine y hasta a los discursos de fin de año del entonces jefe del estado – lo pongo en minúsculas para que luego no digan que hago apología- que pa mi que también lo doblaba uno de estos.
Cierra la lista, aparentemente, la voz de oro de Toni López, a quien siempre he creído admirar por el desparpajo que transmite a través del micrófono, aunque después, buscando y encontrando, los originales, es decir los ejecutores de las versiones francamente delictivas que hace cuarenta o cincuenta ¡Oops!,- que no se que significa, pero son muchos años- se perpetraban sobre los pequeños genios que la música popular nos ha dejado en el recuerdo, me he dado cuenta que el de Utrera me estaba invitando a redescubrirlos, y es lo que hago placenteramente en cuanto se descuida el mundo este que no ha parado ni un momento, esa es otra.. Va por ellos que, haciéndolo mal, no lo hicieron peor que Toni, y que, quizás por ello, son para un servidor, absolutamente imprescindibles. Prometo seguir con Los Centella en el futuro. Tampoco tienen desperdicio.
Hay otras reflexiones sobre este tipo de selecciones, que no dejan de dar vueltas en mi cabeza.
No es difícil dejarse arrastrar por el mal gusto cuando uno se adentra en el terreno de la nostalgia más el humor más intentar agradar por encima de todo, a la hora de hacer una selección de este tipo. Ya algunos darán por sabido que nostalgia es sinónimo de mal gusto, de debilidad mental o ambos, y es que hay gente pa tó. Otros no oyen con buenos oídos las letras que provocan la sonrisa, cuando el melodrama/desamor es lo fetén, y también tendrán su poquito de razón, al igual que los que tienen el corazón de cartón piedra y piensan que lo importante es que la música sea buena y lo demás es rollo patatero. De todo tiene que haber.
Lo cierto es que no es fácil caminar por el borde ese en el que a un lado están las profundidades carpetovetónicas que no entienden más que de sal gorda y chunda chunda, (y esto último en los dos sentidos posibles), y que no conocen la diferencia entre reírse con alguien y reírse de alguien. Parece una banalidad, pero como diría el cantante de Los Centella es algo omnipresente. Por otra parte, siempre es necesario escuchar con indulgencia estas grabaciones de hace casi medio siglo, y no intentar compararlas con la música mas evolucionada del pop actual. Mas bien buscar, y a menudo encontrar, los orígenes y las bases que en esa época de oro – y esto lo digo para acabar de convencerme de que lo fue- luego se convirtieron en el continuose del empezose de entonces como dice Mafalda.
En fin que a mi me gustan, que es lo importante, y que además, afortunadamente ya no está uno en edad de complejos ni de andar disculpándose por ser como es. Si quieren me las aceptan y si no chirrín chirrán (esa es de Carlos Puebla, que hizo una música estupenda y ahora es maldito por la cosa política).
La única pena es que en ochenta minutos no quepan más que ochenta minutos. Esperemos que el próximo invento nos permita estirar el tiempo en otra nueva dimensión, y mientras tanto seguiremos recuperándolo hacia atrás y a trocitos.
¡Que lo disfrutéis!.
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lunes, 7 de diciembre de 2009
PAGINAS MUSICALES DE LA HISTORIA DE ESPAÑA
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Es el título del disco de "Los Relámpagos” o sea Herreros y Armenteros que cambió para siempre el concepto musical a que mis oídos estaban acostumbrados.
Y es también el que correspondería a cada una de las recopilaciones que hago motivadas por la cercanía en el tiempo de una nueva primavera y con ella sus nubes, su cielo. Que como todo el mundo sabe, es distinto para cada lugar, para el de cada uno, y que volveré a ver dentro de nada, con la misma ilusión con la que mi padre, mirando hacia el suelo, veía crecer la hierba en esa estación de esperanza.
En esta ocasión se llama la página:
“Versiones originales. 2010”.-
Y hoy presentamos la caratula.
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miércoles, 2 de diciembre de 2009
MANUAL DE USO CULTURAL
-------------------------------------------------------------------------------------------------Es el nombre de un fanzine malagueño que acaba de venir al mundo en noviembre.
He tenido el honor de participar en el parto en forma de corión placentario, pendiente de transplante. No doy para mas. Editado por Think Again,que significa eso, han tenido a bien publicarme el articulo sobre Martin, acentuesé en la a.
Martin Scorsese
UN HOMBRE A UNA NARIZ PEGADO.-
«Érase un hombre a una nariz pegado. Érase una nariz superlativa…» (Quevedo).
«Un hombre sin nariz es como una mujer sin culo…» (Mi abuela).
Scorsese, además de tener adherido a su carrera a Robert DeNiro, y su excelente nariz, siempre ha dispuesto de dos o tres verrugas en su cara, de la talla de Harvey Keitel o Joe Pesci, además de una excelente costurera o sastre a la hora de eso que llaman montaje, donde el corte, el fruncido y el pespunte son los que dan forma final al traje, ya que no solo el apéndice nasal es suficiente, aunque si necesario para ser el más guapo del baile (Sylvie Vartan).
La dama en cuestión, Thelma Schoonmaker, no es otra que la viuda y montadora del cine de Michael Powell. Y con estos mimbres debería ser fácil hacer un cesto, o hacer un ciento. ¿Verdad señoriíto? (Esto hay que leerlo imitando la voz de Gracita Morales).
Pero además hay que tener suerte. La de pertenecer a una pandilla de ítalos, la de Coppola, De Palma, Lucas y Spielberg (adoptivo) que se encontraron una tarde sentados ante los restos, las brasas del fuego que había alimentado la industria del cine durante la edad de oro del cine universal, los años 40 y 50 de Hollywood, y decidieron hacer una barbacoa aprovechando el calorcito. El rescoldo y el aroma de la madera vieja hicieron el resto, un asado suculento y la aparición en el firmamento de cuatro perseidas que no han dejado de centellear hasta ahora.
Scorsese lleva más de 30 años viviendo de este oficio de cineasta y ejerciéndolo con bastante dignidad. ‘Taxi driver’ (76) y ‘Raging bull’ (80) figuran como clásicos, y otras cuatro, ‘Alicia ya no vive aquí’ (74), ‘El rey de la comedia’ (83), ‘Jo, ¡qué noche!’ (85), y ‘Goodfellas’ (90), figurarán con el tiempo. Entre ellas hay épocas oscuras, las estrellas titilan, fracasos comerciales que castigan el caché y sobre todo cine de encargo, desde ‘remakes’ de obras maestras como ‘El cabo del miedo’ o ‘El buscavidas’, tarea estéril, hasta videoclips ad honorem de M. Jackson, ‘Bad’, o la puesta en escena de ‘bestsellers’ varios, dirigidos al exquisito publico de las salas con palomitas del planeta Mongo.
Tengo predilección por una película que he visto tres veces, la tengo en versión completa y restaurada y la he regalado en ocasiones, que es ‘El último vals’ (78), sobre los últimos conciertos de The Band y donde brilla una de sus facetas, imprescindible para el cinéfilo que además sea melómano. En la misma línea están ‘The Blues’ (03) y ‘No direction home’ (05), sobre Dylan. Un trabajo estimable para la memoria musical de una generación, que había comenzado en el 70 con Woodstock, a la que él mismo hizo la edición.
Quizás esa generación, la del mayo del 68 y la del ‘hippie’ heredero de las víctimas de Vietnam, marcada por una explosión de libertad, urbi et orbe, fruto de una posguerra, de una convalecencia provechosa para la sociedad, haya dado al cine una docena de popes entre los que figure Scorsese.
Pero no es el séptimo arte, agonizantes las salas, y vestidos sus personajes con pantalones de campana, cuellos sobredimensionados en las camisas, gafas psicodélicas y laca en el pelo, mucha laca, el que dejará impronta en los anales artísticos de la época. Más bien es la música pop, su eclosión simultánea a ambos lados del Atlántico y su prodigiosa asimilación de las corrientes primigenias, el rock, el blues y el jazz, la que puede arrogarse con justicia la etiqueta de ‘década de oro’, la que marcará el punto de inflexión en la cultura de masas de los años 60, 70, 80...
Y ahí estaba Martin, viviendo su tiempo y sufriendo sus estigmas, el viaje por el lado salvaje de la dependencia, la caída y redención, y siempre con su trabajo de cineasta, dejando constancia de su tiempo, de la experiencia del testigo que estuvo allí y nos presta el legado de su memoria.
Uno de sus penúltimos intentos de seguir en el espectáculo, ‘Gangs of New York’ (02), se salvó por la nariz de Daniel Day Lewis.
El próximo, ‘Shutter island’, promete una historia presuntamente abominable en la que un asesino en serie se escapa en una isla perdida, y el prota, Di Caprio (otro ítalo), intentará eliminar haciéndose todo el daño que pueda. Y es que lo previsible, incluso el rostro de los actores, es lo que suele acabar con la afición. Menos mal que el coprotagonista, el villano espero, es Ben Kingsley, y éste tiene una napia de primera. Sí señor. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------|
sábado, 21 de noviembre de 2009
A VECES NO QUEDA MAS REMEDIO.-
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A veces no queda más remedio que bajar de la columna, la otra, la del estilita, y pegar un par de voces para que escuche la admonición quien debe y no solo aquel que comparte contigo el pensamiento de las estrellas y la atenta escucha de las palabras que susurra el desierto. Vamos que no queda mas remedio que bajar del Limbo, residencia habitual como habréis notado, y haciéndome eco de la indignación que me enerva, glosar una noticia reciente. Lo que siempre es una ordinariez, y que en esta ocasión además me ha destrozado el porvenir, por cierto.
Se trata del Alakrana, claro está, del secuestro pirata y su posterior y heroica liberación. Aunque como esta última, ha sido y será excesivamente aireada por los medios al servicio de la propaganda oficial, no vamos a perder nuestro tiempo con ello.
Tampoco recordar la génesis, la motivación última de Lepanto, que no fue otra que liberar al Mediterráneo, hasta la fecha por lo menos, de los piratas berberiscos que hacían la vida, es decir el comercio, imposible a los países ribereños del lado bueno. Viene en los libros de Historia y en cuanto alguien descubra que quien dirigió la flota vencedora fue una monjita española que estaba harta de que su orden dedicase todo los novicios/as al intercambio por prisioneros en manos infieles, para fines nefandos. En cuanto alguien lo escriba en un bestseller, ya veréis como no es necesario recordarlo.
Lo que hoy importa es desvelar el fraude, la trampa que nos ha vuelto a colocar Joseph Goebbels II. El tremendo montaje artístico- mediático que, entreteniendo al personal con un hecho ficticio, con algo que nunca existió (1), ha conseguido absolutamente su fin, que no es otro como pueden suponer que denigrar, humillar y marginar a su próximo y peligrosísimo rival en la urnas. Que no es otro que el partido….Pirata.
Partido que después de haber conseguido representantes en la ultimas europeas, amenaza con infiltrarse masivamente en un segmento del electorado al que: a) Le parece simpática la idea de no pagar por lo que es de todos y b) Si ha de ser esquilmado prefiere serlo por el buen ladrón, por San Dimas, por aquel que ha elegido para ello, y no por otros que le prometen lo contrario.
Ahora piensen ustedes con que cara me presento yo, un suponer, como candidato pirata a las próximas elecciones. Después del irreparable e intencionado deterioro en la imagen, en la figura que hasta hace unos días, sugería la palabra amada, pirata.
Han usado, por decirlo en un lenguaje agrícola, que dentro de nada será una lengua muerta como el sánscrito o el utópico esperanto, un herbicida de preemergencia, que es aquel que se vierte en el suelo, de la madre patria, para impedir que germinen las semillas generadoras de nuevos brotes, de nuevas y fértiles formaciones, tan necesarias para la escena política.
Reconociendo su mérito al rival, el gran triunfo obtenido y el valor de hacerse pasar por perdedores, por ineficaces gobernantes que no dan una a derechas -normal por otra parte- cuando en el fondo han conseguido sus pretensiones. Haciendo de la necesidad virtud, con la inestimable colaboración de esos freaks, monstruos que solo tienen medio cuerpo, de cintura para arriba, que dominan las pantallas a la hora de las noticias. Sin olvidar la prescindible actuación del cuerpo diplomático, alias “El Cuerpo”, y del servicio de inteligencia, magín o mollera según el DRAE.
Si se fijan un poco verán que, afortunadamente, quedan instituciones, con la suficiente dignidad para negarse a participar en la pantomima. Por no olvidar las más importantes y queridas del país, Las del Real Madrid CF y el FC Barcelona, que con su silencio durante todo este tiempo de ignominia, no han hecho otra cosa que condenar tácitamente la evidente maniobra yuguladora del partido del futuro hasta hace unos días, del partido pirata, ya digo.
Yo comencé a sospecharlo cuando los diarios deportivos, los únicos que no mienten, y por tanto los únicos que leo, han denunciado la situación ninguneando – palabra bonita, bonita palabra- la noticia. Y pude confirmarlo al apreciar la broma, el chiste que Hitchcock mete en todas sus películas y que nuestro cinéfilo ministro de la cosa no ha podido reprimir. Se trata en esta ocasión del nombre del barco, del nombrecito, absolutamente imposible para ningún pesquero de por aquí.
Todos, rigurosamente todos comienzan su nombre por Mari, como las novias las hijas o las madres. Compruébenlo ustedes en cualquier puerto. Y si además consultan expertos en el tema, en la tasca de la cofradía local, serán informados de que nadie en su sano juicio pone a un barco un nombre de suegra, Alakrana.
Yo acuso. Je Accuse , como mi tocayo Zola.
Son cosas que todo el mundo piensa pero que nadie se atreve a denunciar.
Afortunadamente, llevo dos días sin tomar la medicina y no hay quien me pare.
O quizás sea un efecto adverso leve, y espero que reversible de la vacuna contra la gripe A.
Juzguen ustedes, juzgad vosotros, porque me temo que a los actores que pillaron en el esquife (otro palabro de risa) el proceso les va a resultar bastante dulce. Y a los que acaban de arruinar mi brillante futuro político, ni les cuento.
Y es denuncia que hago ante ustedes en Mongo, a tanto de tanto de ni se sabe.
(1).- Busquen entre familiares y conocidos si alguno ha estado en Somalia, comprobaran que no. Y es que NO EXISTE. Como no existen los niños, millones, que han muerto de hambre, y que siguen muriendo mientras aquí jugamos al tu mas y dedicamos nuestro mayor esfuerzo intelectual a decidirnos por una de las dos, si la WII o si la Playstation.
Y (2).- La literatura infantil tiene un lugar preciso en una edad determinada, como todo en esta vida. Dejemos los “malos” para esas historias, y preocupémonos por los “buenos” que nos rodean, en un mundo de adultos.
Igual comienza a irnos mejor.
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lunes, 16 de noviembre de 2009
ATAVISMOS INCONCLUSOS.-
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Van Morrison, cosecha del 87, Poetic Champion Compose.
Bebida. Más quisiera yo.
Dicen los hijos de Juan Benet que, un vaso de güisqui cada tres páginas. Una botella, un capitulo. Tampoco es eso.
Un pequeño chorro de agua fresca, un torrente de voces continuas, femeninas, coros que sirven como acordes, en continuo fluir entre la armónica, la “Fado Portuguez” de Hohner, cuarenta voces, -que no encuentro en el bolsillo trasero¨, perdida en el recuerdo-, en dialogo con el saxo, presumo tocado por el dueño de la melodía y de la voz prodigiosa, en ritmo de blues lento, de balada interminable.
Una bendición para mis endorfinas, las criaturitas.
Tengo sueños en los que gente acogedora me invita a comer, en su hogar, comida sencilla y sin duda apetecible, y observo que alguien me observa de reojo. Que uno de los anfitriones no puede ocultar su desagrado, su sospecha, o su afirmación de que no merezco esas atenciones, mientras los demás, amables comparten su tiempo conmigo, como si fuese parte indiscutible de la familia.
Y detrás del confort, de la confirmación de que no puedo quejarme del trato que la vida me presta, al menos hasta el momento, la sospecha, la duda, la mirada sombría de quien no puede, o no debe, decir con palabras lo que siente, lo que sabe, y que yo ignoro.
A veces pienso que no es otra cosa que el gesto habitual de un enajenado, de los que responden con una mueca sistemática a todo lo pasa ante su mirada. Otras que no es otra cosa que el reflejo de unas intenciones, posiblemente injustificadas, sobre el interés que le despierta mi persona y que, no me presagia nada bueno.
Las mas, me queda, después de pasar la servilleta bajo el bigote, y dar las gracias por algo que considero gratuito, inmerecido y prueba, exclusivamente, de la generosidad de quien la posee, esa virtud, me queda la sensación, como al protagonista de Bergman, al anciano de Fresas salvajes, de que tengo que pedir perdón a alguien si quiero pasar la prueba, sin saber por qué, ni a quien pedirlo. Y que la etapa no termina hasta que uno no realiza correctamente la ceremonia debida, dar las gracias y pedir perdón.
Quizás sea culpa de las películas. No puede ser bueno ver tantas buenas películas, sin que uno no se contagie de la irracionalidad, de la poesía, de la sabiduría de alguno de sus personajes.
Pero tampoco la explicación me acaba de convencer, no completamente.
Incluso los clásicos, ellos más que nadie, tienden a seguir el desarrollo tradicional del drama, presentación, nudo y desenlace, con tiempos idénticos y con final perfecto, con el cierre del circulo en la apoteosis de la historia, sin que tengan que recurrir jamás a un epilogo aclaratorio, ni mucho menos a una posdata que vuelva a abrir, a dejar inconcluso el hilo inicial, como es mi caso.
Porque yo tengo el hilo en mis manos, el hilo de Ariadna, lo he encontrado en el laberinto, que no es poco. Pero como estoy dentro de él, tengo un hilo entero, no un cabo, con dos extremos que no me indican cual de los dos caminos, incompatibles, debo seguir.
Y así es el sueño, la duda. Y no es la del abuelo que, sospechando que la sangre de su sangre puede que no sea tal, la manda al carajo, a la duda, y es feliz viendo al nieto tropezar una y otra vez, sabiendo que va a levantarse, y que lo seguirá haciendo cuando el tiempo, afortunado, haya cambiado los papeles entre ellos.
La duda es eterna, como supongo viene siendo desde el inicio de los tiempos, la culpa.
Afortunadamente uno sabe que no está solo entre los enfermos con esta patología milenaria.
Sabe que desciende de Caín, y que aunque Abel se las hizo pardas, tiene que cargar con el mochuelo en el hombro por los siglos de los siglos, y que, aunque temporalmente pueda descargarlo, -con la confesión mijito, gran invento-, no hay manera de evitar que vuelva al atardecer, cuando la luz se apaga, y escuchar otra vez el inevitable aleteo, la presión de las garras cerca del cuello y el olor, familiar, de las aves nocturnas.
Quizás los urbanitas, los que vieron su primera vaca a los diez años, los que creen todavía que las palomas son pájaros, o los que nunca han cogido una serpiente con sus manos, no entiendan lo que estoy contando. Quizás ellos tengan otros fantasmas que yo jamás llegaré a conocer y que son la sombra del mismo dolor, de la misma culpa, de la misma duda.
Cuando uno lee a aquellos que lo escribieron antes, y que lo hicieron para siempre, - no todo va a ser cinefilia- comprueba que no hay nada nuevo, nada extraño bajo la cama. Que solo queda adornarlo, al dolor, ponerle un lazo de colores, para hacerlo llevadero, y aprender a pasar página, a asimilar las enseñanzas del capítulo anterior, pasado, e iniciar uno nuevo, donde las dudas y las culpas volverán a estar presentes, y volverán a estar compartidas, asumidas, no superadas porque ello es privativo de dioses, ya que, hasta los semidioses tenían que soportarlas.
Y, de momento, me atrevería a decir que afortunadamente, esa mirada torva, esa sombra justiciera, no es otra cosa que la sal de la vida; y como tal, absolutamente necesaria para motivarme cada jornada en la búsqueda de una solución al enigma, a lo largo de la noche que tengo por delante.
Sucede que acabo de terminar la copa de Morrison. “The mistery”, donde vuelven las voces de las sirenas que llamaban a Ulises, para que no volviese a Ítaca, acompañadas ahora por las cuerdas, los violines que sabiamente dosificados siguen siendo insustituibles a la hora de aflorar sentimientos, y las frases entrecortadas y esporádicas del que nació con un instrumento de viento en las cuerdas vocales, voz con timbre de saxo tenor, que intercala con el soprano que cuelga del cuello.
Entiendo palabras sueltas con las que compongo la letra que quiero, o puedo: cielo, día, dar vueltas, corazón, ahora. Y la guitarra coge la melodía durante unos segundos hasta devolverla a su dueño. Verdad, sueños, dar vueltas, día, a través, cielo, otra vez, libres.
Una bendición para mis endorfinas, las criaturitas.
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miércoles, 11 de noviembre de 2009
BIENAVENTURANZAS DE LA 9ª A LA 24ª. Y ME QUEDO CORTO.-
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Bienaventurados los que hacen del respeto a los demás su modo de vida. Sin duda ellos esperan ser respetados. (Y la esperanza…).
Bienaventurados los que creen que hay instituciones fuera de toda sospecha, y libres de toda crítica, porque son hombres de mucha fe.
Bienaventurados los que desconocen que una depresión económica no se mide por su intensidad sino por su duración, porque ellos están bien desinformados.
Bienaventurados los que esperan que los causantes de sus males sean quienes los alivien, porque realmente necesitan una buenaventura...
Bienaventurados los que convierten sus derrotas cotidianas en triunfos de “su” equipo, porque así cualquiera.
Bienaventurados los que creen que detrás de cada nombre propio, detrás de cada hombre público, existe una persona, porque para esos, ellos son solo eso, unos bienaventurados.
Bienaventurados los que se andan por las ramas, lapidando a famosillos perecederos y olvidándose del tronco, de los pilares del mal, porque al estar ofuscados, ciertamente no tienen culpa de su error. (Fusca: Maleza, Hojarasca).
Bienaventurados los que saben nadar, no saben la envidia que me dan.
Bienaventurados los que tienen salud, dinero y amor, porque el que tiene esas tres cosas luego tendrá solo dos. (Si acaso).
Bienaventurados los que piensan, siempre y cuando no se lo cuenten a nadie.
Bienaventurados los que sabiendo leer, no practican, porque ellos son sabios en verdad.
Bienaventurados los que tienen las ideas muy claras, porque así sus neuronas están descansadas.
Bienaventurados los que esperando que el predicador les de el trigo que necesitan, descuidan la alacena, porque ellos aprenderán gramática parda.
Bienaventurados los cadáveres exquisitos, porque ellos beberán el vino nuevo. (Según los surrealistas, yo realmente siempre he dudado de ello).
Bienaventurados siempre los otros. En tercera persona, como si tu, ustedes, vosotros o yo, no tuviésemos derecho, al menos, a las buenas intenciones del destino.
Bienaventurados, por tanto, los que no creen demasiado en bienaventuranzas, y hacen lo que deben y pueden, cuando es el tiempo de hacerlo.
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miércoles, 4 de noviembre de 2009
¿QUIEN ES MERSAULT?
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ALBERT CAMUS O “EL HOMBRE REBELDE” ..-
Yo no tengo padre, yo no tengo madre
Yo no tengo a nadie que me quiera mí
Yo no tengo padre ni madre que sufran mis penas
Huérfano soy
Solo llevo tristeza y martirio en el alma
El cruel dolor...
.
Se enfrenta uno a una cita ineludible. De esas que lleva aplazando media vida, un poco porque hasta ahora no ha supuesto una necesidad inminente, y otro poco por cobardía, por miedo a enfrentarse a un reto, a mirarse en el espejo que le devuelve la imagen de su realidad. En este caso de tu capacidad para digerir un ensayo de cuatrocientas paginas sobre filosofía, sobre historia, sobre ¿La condición humana? Ni tan siquiera tengo claro cual debería ser la etiqueta, el estante donde debo colocarlo. No resulta extraño el temor inicial ante una tarea que va a requerir un esfuerzo mental extraordinario y para la cual, dudo de estar capacitado. Conste que no es la falsa disculpa del humilde presuntuoso, que no lo soy. Que es, sinceramente, la necesidad de acercarme, de una vez por todas, al conocimiento de los padres de la filosofía, del arte o de la literatura, que lo han sido del poder y de las religiones a lo largo de los siglos, y conseguir comprender las ideas en un sentido mas cercano a ellos que el de los libros de texto o el de los panfletos mediáticos al que he dedicado esa media vida de que antes hablaba.
Acepto el desafió, y no lo hago con la intención del deber pendiente, ni de probarme si todavía, es decir si ya, estoy preparado para sacar provecho. Lo hago, como se hacen la mayoría de las cosas, por simpatía, porque , el atractivo de su autor me induce en parte a leer cualquier escrito suyo que caiga en mis manos, y porque estoy seguro que nunca voy a encontrar mejor compañía, la de un hombre sabio y bueno, para intentar atravesar el Hades, el mundo de los muertos y el desierto de las ideas, para intentar la peligrosa ascesis que tan fácilmente puede llevar de la tontuna, como es mi caso, a la locura, privativa de los que tienen excesiva lucidez.
Camus, que es listo como hemos dicho, acota desde el principio hasta el final, y eso es bueno. Se centra en la rebeldía del hombre, en esa actitud de enfrentamiento continuo con la sociedad y con los dioses, sus fantasmas. Y es con esa virtud de intentar intentarlo, que Homer Simpson no ha hecho mas que recordarnos, con la que perseguimos la luz desde Caín, desde Lucifer y otro centenar de malditos mas cercanos, hasta la génesis de la hecatombe a que condujo la penúltima ola del océano del pensamiento, en medio del siglo veinte, el siglo de “La Inteligencia” según algunos.
Lástima que en la edición de Alianza Editorial hayan olvidado incluir el dato, sin duda intrascendente para editores y libreros, de la fecha en que el texto fue escrito. Todo pensador utiliza un punto de apoyo para la palanca con la que pretende mover el mundo, y generalmente es el tiempo en que esto sucede, es la referencia sobre la que van a pivotar los sucesos del pasado que van a condicionar los del futuro inmediato, que son, además de los que el sabio nos intenta prevenir. Nada nuevo, solo es desprecio del mercado de las ideas a facilitarnos, por pura negligencia, el indispensable punto de apoyo. Afortunadamente hay otra edición, también actual, de Losada, en cuya trasera leemos, en caracteres ciertamente discretos: escrito en 1951, y ya nos quedamos tranquilos. Empezamos a contar hacia atrás, con los dedos, ya digo que la mente no anda muy sobrada para tamaña abstracción, y llegamos hasta esa fecha. Fundamental para saber el terreno en que nos movemos, y para comenzar la andadura del que suscribe estas lineas.
Guiados en medio de la niebla, de la mano de D.Alberto, sin importarnos si vamos en una barca atravesando el lago, o el rio, cuya otra orilla es siempre, el paso de cada página, de cada breve capitulo, la prueba de la irreversibilidad del conocimiento. De cómo los maestros del pensamiento han ido rompiendo barreras sin cesar, matando y aboliendo todos y cada unos de los tótem anteriores, han desenmascarado a la moral de los múltiples disfraces prestados por las distintas ideologías y han reivindicado la terrenalidad de pioneros como Confucio, Buda o Cristo, en su mensaje altruista, desmontando las motivaciones interesadas de sus respectivas iglesias que han supuesto una losa infranqueable sobre el mensaje original.
Todo ello aderezado, en continua pugna con los sesudos comentarios del autor que brotan en cada línea de cada página haciéndote parecer irrelevante la mas brillante de las teorías ajenas.
Tarea ingenua la mía, la de ir marcando con el rotulador las genialidades que iban apareciendo. Al revisar, totalmente verdes, las primeras diez páginas, comprendí que en casos así no procede enmarcar ni resaltar nada, porque el brillo es tan absoluto y cegador que, no tiene sentido ir buscando destellos y anotándolos de uno en uno.
Son centenares de nombres propios, familiares la mayoría y desconocidos en alguna ocasión, de personajes literarios, de figuras mitológicas, de políticos o de poetas, de maestros del pensamiento, que abundaron en la misma tarea, la rebelión del hombre contra la injusticia del cielo, contra la esclavitud y contra cualquier obstáculo impuesto en la libertad del ser humano. Conceptos, todos ellos, igual que el bien y el mal, que sucesivamente rodarían por el suelo en la búsqueda de la perfección que supone el continuo esfuerzo, la acción positiva que intenta mediar una y otra vez sobre un futuro mejor.
Seguimos, junto al autor, la evolución este pensamiento unas veces en el ascenso y otras en el retorno hacia los orígenes, la tierra, el mar…
Solo he leído, y parcialmente digerido, el primer tercio. No tengo prisa, más bien tengo miedo de terminarlo. Es un placer demasiado insólito como para no estirarlo en lo posible. Pero es que además mi lectura ha adoptado el esquema de un extraño paso de baile que no termino de ubicar. Dos líneas a la izquierda, una a la derecha, dos adelante y una hacia atrás. Unas veces porque no entiendo correctamente su significado hasta la segunda, otras porque las maravillas de colores que desprenden ante mis ojos, me obligan a volver a ellas, a repetirlas. Sin duda este va a ser un libro de relectura. Un descubrimiento feliz que, de momento, me ha condicionado a la compra compulsiva de media docena de ejemplares para ir preparando el stock de regalos navideños. (Por una vez el consumismo irresponsable no me parece tan malo, y además, he incluido en el pedido el lapidario IV de Kapuscinski – me bajé los cuatro tomos desde la biblioteca celestial para comprobar que estaban en polaco y aprender que editado en castellano solo esta muestra- y otro, tratado gastronómico de Josep Pla con el que pienso reírme un rato largo, que va haciéndome falta).
Cuenta Camus que matamos al padre, cuando Iván Karamazov lo hizo también estaba matando a Dios, solo que yo no me había enterado. Matamos a la madre, Iglesia, con la seguridad de que el nuevo estado, socialista, la haría innecesaria, entre otras razones porque volvería a ser la misma cosa, la misma religión, con nombre diferente, y yo tampoco me había enterado. Los enterramos junto a la moral, la libertad y todos los que se pusieron delante y…quedamos huérfanos.
Una orfandad que el superhombre de Nietzsche deseaba y soñaba para generar un nuevo mundo que no contaba con la realidad, con la condición de las masas, las que inevitablemente se rebelarían de una manera harto diferente a la esperada, siguiendo la versión de Ortega, José.
La reflexión del lector, a setenta años vista es aun mas deprimente, y mas enriquecedora si cabe, al encontrarse en una época en la que a la ausencia de dioses milenarios mas o menos implacables o divertidos, según se mire, y a la inexistencia de Estados con visos de durar una generación al menos, se añade la ausencia de nuevos focos de pensamiento, de esos que marcan una raya indeleble en la historia de la humanidad, de un antes y un después, o, al menos, de los que reconfortan el camino que nos queda por delante, que estimo tan infinito como la capacidad de la mente ajena para seguir enriqueciendo la nuestra, aun a riesgo de hacernos perder la razón.
Creo recordar como sigue la canción
..de no hallar una mujer,
una mujer buena..
Que me llene el vacío tan grande que ellos dejaron
con tierno amor…
Huérfano, huérfano soy
Yo soy, el huerfanito.
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viernes, 30 de octubre de 2009
HOY VAMOS DE HALLOWEEN. OPTIMISTAS.
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De la lucha contra el maligno depende nuestra supervivencia.-
No busquemos en el diablo los signos clásicos de su maldad, cuernos, cola, rubicundez o mal aliento y sonrisa sardónica (simulada), mas bien fijémonos solamente en la corbata.
Aceptemos la convivencia con él, ya que resulta inevitable, porque el demonio forma parte del hombre, no hay que ir a buscarlo en los libros sagrados., ni en el infierno, porque también está entre nosotros.
Aceptemos la defensa contra el mismo, como Sísifo acepta la lucha contra su condena, como algo inevitable y como característica más noble del ser humano, el reconocer como propia e ineludible la pelea cotidiana contra el mal.
Solo así podremos evitar que lo malo, que forma parte de nosotros, se convierta en lo peor.
Por ello hoy, estableceremos una parábola, que tanto gusta a los feligreses, sobre el doping, el fraude deportivo y los ineficaces medios para combatirlo.
Tan viejo como el mundo. Se establecen unas normas de convivencia infranqueables llamadas leyes, se recoge una sanción especifica para el trasgresor, cárcel u hoguera -dejadme ¡Ay!, que yo la prefiera, según Krahe- y se aplica inexcusablemente.
Con tan elemental sistema, la turbamulta esta, también llamada humanidad ha llegado, a trompicones, todo hay que decir, hasta nuestros días.
Sucede que el diablo es listo, por eso sigue existiendo y sigue jodiendonos, y suele encontrar la grieta, la escapatoria necesaria para permitir que los delincuentes, felones ellos, consigan la sentencia exculpatoria cuando no directamente el honor mediático de ser reconocidos como triunfadores por encima del bien y del mal.
No es solo que el mal se adapte a las normas en vigor, sino que usualmente, su equipo de I+D, al que dedica suculentas partidas del botin, lo hace adelantarse a ellas.
El ejemplo de nuestros deportistas es esclarecedor, ya que de deporte estamos hablando.
Cuando las pruebas para detectar determinadas sustancias prohibidas llegan a ser eficaces, ya llevan, generalmente, años, usando otras indetectables. Y cuando las nuevas puedan evidenciarse será porque hay otras, novísimas ellas, en el mercado del tongo.
Observamos, además, dos circunstancias agravantes que, no obstante figuran como eximentes. La primera es la existencia de una figura indirecta, la del proveedor del pecado, del intermediario en el tarugo, del especialista en distribuir los productos prohibidos pero no detectables, y que suele ser además la figura que, convertida en un personaje reconocible de la opera, el malvado, el bajo que siempre impide que el tenor y la soprano acaben en la cama, el malo por antonomasia, que recoge toda la antipatía del espectador y deja escapar al resto, a los que cobraron y desafinaron a la vez.
Los héroes del pantalón corto acaban bajando, indudablemente un escalón en el olimpo, cuando son pillados en falta, pero sus fieles suelen ser compasivos, y sus emolumentos, indebidamente ganados quedan, siempre, a buen recaudo, por encima del bien y del mal.
La segunda, y es aún mas perniciosa, es la exclusión de determinadas y excelsas figuras, bien por la precaución de ser los primeros en dejar de usar la droga obsoleta, o por el dudoso azar de no ser sometidos al test., al juicio de Dios, el día aquel en que se decidió todo. O incluso, peor todavía, por la imposibilidad de desmontar el fraude por los medios de comunicación que lo promovieron, sin el riesgo de resultar estos dañados en el derribo, de tal manera que ciertos dioses siguen en el olimpo con la sospecha universal, y a veces también con la convicción de todos, de que no son lo que parecen ni están donde debieran.
Hasta aquí nada nuevo. A partir de ahora aun menos.
Extrapolemos el fraude deportivo, el de los ciclistas y su afición por las jeringuillas, el de los automovilistas tramposos que llevan décadas manteniendo un circo de pulgas en una caja vacía, o el de las atletas, least but not last, que han pasado del bocata hormonado de la RDA a, simplemente esconder los testículos en el abdomen y pasar por lo que no son. Extrapolemos todo lo anterior a los usos y costumbres de nuestros políticos, con la precaución de no generalizar, de no cubrir con la sombra de la sospecha a aquella mayoría inocente, hasta que no se demuestre lo contrario, es decir hasta que la formula establecida para la detección del nuevo tipo de fraude, que es el mas viejo de todos, ya que aparece en uno de los mandamientos de Moisés, el de no robarás, permita marcarlos y excluirlos del sillón, dándoles tiempo a recoger la cosecha y ponerla a recaudo de curiosos, y sobre todo de envidiosos y rivales.
Y dejando paso a otros que con nuevas técnicas de ocultamiento para los viejos pecados, permitan que siga la función otra temporada más.
Análogamente aparecerá la figura del intermediario, del organizador malvado, del responsable absoluto del desaguisado, que muchas veces no necesita un cargo directo o significativo, tan solo aparecer en segundo plano en los momentos fundacionales de cada nueva cadena de favores.
No es la última coincidencia. También la tercera lo es, la de los héroes, los que acabaron su mandato temporal, y así alcanzaron la gloria, y este es prácticamente el único merito que se les exige, el ser derrotados en la foto finísh de la meta cuatrienal, sin que antes no lo haya impedido ningún juez (de línea, por supuesto). También estos héroes quedarán impolutos por siempre jamás, ya que la historia que ellos mismos reescribieron gustosamente hasta el día de su partida, siempre guarda un párrafo oculto entre capítulos contiguos. “Hoy por ti, mañana por mi”.
Y por si fuera poco, les quedará una futura carrera personal como rapsodas y oradores bienpagaos – bienpagá por un puñao de parné. Que razón tenia Miguel- o directivos de empresas semipúblicas , siempre con la sospecha infundada, de los malpensados, de que nuestros próceres hicieron trampas aquella vez, y alguna mas, por si acaso.
Sin contar con la necesidad de los creyentes, de los que nunca aceptarán la orfandad de líderes, de colores, del equipo de toda la vida, sin el que realmente no importan la justicia, la libertad o incluso la supervivencia. Al fin y al cabo, nadie es perfecto, y la necesidad del creyente es infinita.
De eso se aprovechan usualmente los ministros religiosos, deportivos o políticos para recordarnos que sin ellos no somos nadie, que la humildad, el perdón, la tolerancia y la paciencia son las virtudes que no nos pueden faltar.
Ya veis que todo está atado y bien atado y que toda la parábola anterior no deja de ser el fruto del árbol del delirio de alguien que no llega a entender que la sociedad, la nuestra, tiene medios mas que sobrados para evitar cualquier atisbo de corrupción entre nuestros elegidos, elegidos por nosotros para que nos representen y nos defiendan, y que está perfectamente capacitada para detectar y apartar a los que vayan apareciendo por muy sofisticadas que sean sus técnicas de ocultamiento.
Y que, por muchas formas que adopte el malísimo, este será señalado, juzgado y enviado a la hoguera, para ejemplo de sus discípulos.
¿O no?
Y tengo mas preguntas sin respuesta.
-¿Hasta donde llega la podredumbre?
-¿Será suficiente la tradicional poda de las más que evidentes ramas secas para mantener vivo el arbolito?
-¿El injerto total, con otra variedad diferente - me ha salido un pleonasmo- será quizás la única solución? ¿Toco madera? ¿Hago el signo de la cruz? O ¿Ambas cosas? Lo digo por lo del pleonasmo.
Y para final, la mayor.
-Y de raíces ¿Cómo andamos?
Preguntas bastante facilitas para mis aviesos lectores, pero que a un servidor lo mantienen en un sinvivir.
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domingo, 25 de octubre de 2009
BIENAVENTURADOS # 8
BIENAVENTURADOS # 7
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Bienaventurados los que tienen cefalea, tos y fiebre alta, porque ellos darán de comer a mucha gente.
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domingo, 18 de octubre de 2009
SOBRE ESTRENOS QUE NO SON TAL COSA.-
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Dicen que, después del debacle en taquilla, ha llegado el colapso en las ventas del DVD, con lo que la codicia de los grandes del cine mundial, es decir, los de siempre, ha sufrido un tremendo castigo, bienmerecido por cierto. Llevan tiempo rasgándose los armiños por la terrible ignominia a que los vendedores de banda ancha los están sometiendo. Acusan a los interesados en el cine en particular y en el arte en general, de convertirse/nos en sanguijuelas que a corto plazo causaremos una anemia irreparable a todo el sector audiovisual primero y literario después.
Llevan razón solo en la primera parte de su exposición, en que les va mal y probablemente les va a ir peor, pero el resto del razonamiento es la más estúpida y patética de las pretensiones. Pretenden impedirnos el mirar por la ventana, al censurar y limitar el uso del mayor invento mundial en el terreno de la comunicación, nada menos que a nivel de los hitos que marcaron Edison, Bell o Marconi. Con el agravante de que el novísimo, el internet, está todavía como el bebe en el carrito señalando con el dedo las cosas cuyo nombre desconoce, sin permitirnos imaginar que sucederá cuando realmente eche a andar y a asociar todo aquello que quede a su alcance.
Me temo que los autores, como sociedad derechohabiente y sus acólitos, van a resultar otro concepto obsoleto en breve plazo y la compasión tendremos que dirigirla a todos los “negros”, esos miles de esclavos silenciosos y transparentes que llevan siglos, ya Dumas presumía de ello, alimentando, con su trabajo, semejante estafa. La presunción impuesta de que detrás de cada obra de arte existe un autor “legítimo” que junto a otros cuatro merecen el 80% del reparto de los beneficios del arte mundial, mientras el resto se pelea por cáscaras de altramuz, no es otra cosa que una patética y risible presunción.
Otra de sus apocalípticas profecías es la de anunciar el fin del arte, ya que nunca nadie más va a dedicar su tiempo en darse el gusto de realizar algo genial para lo que esté especialmente dotado. Esa pretensión es no menos estúpida que la de poner puertas, esclusas infranqueables, al intercambio digital de archivos. Si yo fuese artista ya estaría programado por estos señores, en una huelga general, de neuronas caídas, para demostrar al mundo que si los que se fingen autores dejan de cobrar, los de verdad se dedicarán al ostracismo, a la inacción, a parar la producción de este material de primera necesidad en el que oficialmente jamás han participado. Más de lo mismo.
Y es que uno va a las librerías, de la capital no vayan a creer, y se encuentra las estanterías llenas de ausencias y de basura a partes iguales, sin otra opción que recrearse en los centenares de tochos dedicados a la “novela histórica” y toca Hipatia esta temporada, cerca de quince títulos en el lugar de honor tiene la moza, o a la enésima saga detectivesca de origen nórdico, sin cuya existencia, realmente las librerías y todo lo que hay detrás, sin duda habrían desaparecido hace tiempo.
Con el cine sucede algo parecido, al menos en la ausencia de estímulos que polaricen al espectador. Las únicas buenas que llego a ver, las gratificantes que te incitan a volver a intentarlo, son curiosamente las clásicas, o las raras, exóticas o minoritarias que consigo a través de internet. Las primeras nunca se repondrán en salas, y menos en la televisión a mi alcance, - gol-tv me han puesto como canal único en el club -, y las segundas, las raritas tengo que disfrutarlas sin sensación de pecado alguno, ante la seguridad de que las probabilidades de estreno comercial o de su pase por el cineclub son remotas.
Figúrense que, en este último ya tengo destrozado el cincuenta por ciento de la programación trimestral, con monografías sobre el cine paritario, el homenaje a los cineastas del país amigo que toque esta vez, o sobre las películas rodadas en nuestro entorno cercano, aunque sea solo un inserto, un exterior trucado o una sugerencia localista en el título.
Me temo que los responsables culturales de estos eventos también estén poniendo su granito de arena, además de la mano a fin de mes, a la hora de mandar este asunto, el de la cultura popular, al carajo. Por ahí deberían buscar culpables los editores y productores, por el boicot explicito que les hacen los mismos señores que los subvencionan.
Y con el resto de la programación sucede lo mismo, incluyendo la cartelera actual, que cada día se me parece más a las subastas de arte, donde la mayoría de las obras me dan risa por su pretenciosa cutrez, a la minoría no puedo considerar objetos de mi deseo, por razones obvias, y las tres o cuatro que parecerían estar a mi alcance resulta que siempre se las lleva otro, o si las consigo en el mejor de los casos, resulta que ya las tengo repes. Como sucede en este caso.
Programan Katyn, que ya vi hace más de tres años, con la presunción por mi parte, de que, a pesar de optar al Nobel de ese año, perdón al Oscar, que es la misma mandanga pero mas divertida, su tema y su realización no iban a ser de interés para el público de Mongo. Figúrense que trata nada menos que de la “verdad histórica” , que lo hace sin una ley que la respalde y cuando todavía están vivos muchos de los que pasaban por allí cuando aquello. De las victimas, como siempre, no quedó ninguno. Que la hace Andrew Wadja, el otro Wadja, no confundir con nuestro Ladislao, que se niega a aceptar la jubilación forzosa del artista añoso, la de verdad, y que con un lenguaje televisivo, filma un documental dramatizado, con dos duros, que en Polonia llaman zloty, y con la intención de tirar de la manta sobre un tema del que nadie quiere saber, del que nadie quiere conocer el motivo ni el autor, la matanza de Katyn. Que no fue un genocidio, que no afectó en exclusiva a una religión concreta o a un partido político determinado, ni siquiera a un grupo social peligrosamente desviado para la seguridad del poder absoluto. Nada de eso, tan solo afectó a miles de polacos, de clase media-alta, y por unos motivos que nunca sabremos, porque aquel que la ordenó, siempre negó tal cosa.
Historia terrible y cercana, y la película no se inhibe a la hora de mostrar escenas tan verosímiles como otras más próximas para nosotros aunque algo más lejanas en el tiempo.
No es una película para estómagos delicados, pero menos para mentes inestables o con la suficiente sensibilidad, todavía, para correr el riesgo de quedar dañados severamente ante la exposición del absurdo de la injusticia colectiva, de un holocausto extra para los polacos, que tienen un pasado realmente sembrado de desastres humanos, tan parecidos a los nuestros.
Resulta magnifico que se estrenen no-películas así., y que la gente vaya a verlas. Mostrar que el cine todavía tiene recorrido, aparte del entretenimiento en la barraca del que realmente no ha conseguido salir, y de la orientación al beneficio de las majors de siempre que tan dolidas están en el bolsillo porque yo veo las películas en la Red.
Pero es que, vamos a ver. Si yo no la hubiese visto hace tres años, ¿La habrian estrenado ahora aquí?
¿A que no?.
Si es que, uno nunca acierta.
P.D..-
El asunto Katyn ha pasado a la historia, curiosamente, por el fraude en la atribución de responsabilidades mas que por la tragedia en si. Por como los intereses geopoliticos han mantenido durante medio siglo en el limbo la terrible culpabilidad sobre los hombros del vencido, del indefenso, que solo podía musitar:
- Yo no he sido -.
Afortunadamente Wadja se remite a los hechos, y deja los desmanes de la desinformación oficial, que no son un tema baladí, para otra ocasión.
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miércoles, 7 de octubre de 2009
CRÓNICAS DE UN VIAJERO APRESURADO #1
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Madrid. El ombligo de mi país.-
“Que henchiza la voluntad de volver a ella a los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado” (Cervantes).
Poniendo delante el nombre de la ciudad que patrocine el cartel, sirve para todas.
Bien es cierto que D.Miguel pensaba en otra, un poco mas al norte y, mas cercana a Valladolid, donde estuvo un tiempo domiciliado el poder imperial.
También resulta evidente que la apacibilidad es una virtud tan secundaria en las necesidades del hombre de hoy, y del de entonces, que forzosamente el viajero hace referencia a ella en un sentido no recogido con precisión por la real academia de la lengua, en el sentido mas amplio, el de bienestar, que incluye otras connotaciones mas generales como la salud o la economía, que aquellas absolutamente particulares y personales, referidas al tiempo de la estancia y al recuerdo venturoso que es quien indica al sujeto la necesidad, la conveniencia de volver a repetirla.
Sucede con Madrid una y mil veces, con la constatación, tras cada partida, de que siempre hay algo en su perpetua renovación, que nos sorprende y nos agrada. Como si fuese un espejo donde contemplar las ventajas que el tiempo va acumulando sobre cada persona, y que no son pocas, en contra del tópico universal.
Así, lo encontramos en obras, perpetuas, deshaciendo ahora la ultima reforma errónea que pretendía mejorar la anterior. Todo correcto. La ausencia prolongada del albañil en la casa del rico es siempre la peor fuente de sospecha. Hay que demostrar, mostrar continuamente, que una gran ciudad está viva y que la cirugía pretendidamente reparadora no es exclusiva de los ilusos que creen poder comprar el tiempo perdido con “un puñao de parné”.
Situación parecida a cuando en el XVI corrió el rumor de que la corte se iba para Pucella , que según los expertos era el nombre de una famosa cortesana, o sea mujer que hacia la corte, que es bastante diferente al varón que hace la corte, para que vean las sutilezas del lenguaje sexista, y los precios de las parcelas y de las moradas se fueron hacia arriba y luego hacia abajo dejando media docena de fortunas en el bolsillo de algunos apellidos. los mismos que, cinco siglos después han dejado con el culo al aire a millones de siervos de la gleba a los que ahora llaman ciudadanos,
Dejando aparte los interminables paralelismos con el lejano ayer, del pífano y la chirimía, y no me nieguen que son nombres mas sonoros que Ipod o mp3, me limito a recorrer algunas de sus calles, y sus pompas y sus obras como deciamos en la renuncia a Satanás, que por cierto es el único, que se sepa, que concede la eterna juventud a cambio del alma,. Recorrí Génova y Ferráz, forzosamente estaban en el camino, y bien mudas por cierto a pesar de la leyenda de su locuacidad, de tanto Génova dice, Ferráz dice, que al final quedó en nada. Doy fe. Mudas de solemnidad, y me temo que poco tendrían que decir, salvo para una audiencia iluminada, y las lumis son en Madrid otra cosa, después de un silencio de mas de treinta años. Lástima. Lastima de silencio enmascarado en el ensordecedor griterío de la propaganda, que hace escuchar voces airadas y ardientes soflamas incendiarias para ocultar la ausencia absoluta de las ideas constructoras de la sociedad del futuro, de eso que antes llamaban ideología.
Afortunadamente la vida del viajero es mas prosaica y terrena, busca, y encuentra, en la Ribera de Curtidores un plafón para reponer aquel de la lámpara del salón que se precipitó contra el suelo al sospechar lo que pronto se confirmaría, la mayor desgracia para Madrid, la imposibilidad de convertirse en la Roma, en el Vaticano de la nueva religión ecuménica, del paganismo deportivo durante cuatro años. Otra vez lástima por la estupidez mía de vivir en Mongo, en el reino de Cretinia, y no haberme percibido de ello.
Búsqueda, foto en mano, preguntando puerta a puerta de las chamarileros de la calle “Mira el rio que baja” si han visto al sujeto en alguna ocasión. Y a la cuarta, no mas, el índice amigo que señala el lugar idóneo. Misión cumplida.
Solo que observo las tiendas de la Ribera, las antiguas guarnicionerias de la capital, reales proveedores de secretarios, validos y marqueses, tiendas que yo conocí hace bien poco como expertos en material de camping, luego como especialistas en montañismo, y ahora pregonan en el dintel ser los depositarios de “Todo para el Camino” de Santiago presumo, porque el otro no necesita aperos deportivos. Y me maravillo de la adaptación del comercio independiente a las necesidades del publico que tiene dinero en el bolsillo y predisposición a gastarlo. Podría ser una imagen precisa de la ciudad.
Luego me doy una vuelta por el ultimo foro de la modernidad, la nueva versión de la tasca madrileña pasada por la recuperación del espacio público y tal y tal. El remozado mercado de San Miguel, nuevo templo del turismo provinciano, del que no voy a excluirme, y donde intento comprar infructuosamente unas cigalas y unas botellas de vino para un festejo cercano.
El vino, en un puesto especializado, un Borba alentejano con algo de barrica implica un dialogo inaudible entre el dependiente y el supuesto jefe de ventas que termina en la correcta tasación de la botella, al parecer cobran cinco euros la copa y han calculado que pueden salir ocho de cada pieza por tanto, calculadora en mano, estiman que deben cobrarme cuarenta por algo que he comprado por seis hace un mes. Fantástica versión del Rinconete y Cortadillo del siglo veintiuno. Paso a la marisquería y pido seis hermosas cigalas, las últimas, cuando observo que el mozo al levantar una con sus profesionales pinzas de pescadero experto la siguen todas las demás unidas por una base transparente.
– Oiga, ¿no estarán congeladas las criaturitas? – Pregunto.
Y me responde , imperturbable, – Semicongeladas, señor – Haciéndome ver que el hielo que unía sus vientres, dejaba libre la parte superior.
Y comprendí que este era mi Madrid, que nadie, ni el tiempo menos que nadie, lo podrían cambiar jamás. Que estaban a salvo la esencia , los profundos valores de la picaresca patria, y que, afortunadamente el mestizaje cultural de Europa no había conseguido penetrar en tan sacrosanto reducto.
No terminaría ahí la renovación de votos del emulo de Paco Martínez Soria. Antes de abandonar la ciudad de mis amores, en el lapso de tres o cuatro minutos en que descargué las maletas, a la hora tercia de un domingo en el que toda la ciudadanía estaba congregada en clamorosa manifestación para implorar o exigir – esto no quedaba claro – inútilmente la capitalidad para el evento cuatrienal, un invisible “agente de movilidad urbana” según consta en el ticket que insertó en el parabrisas, me dejó el último timo del día, esta vez municipal, indicándome que el pago en efectivo suponía un descuento del 25%, algo ininteligible que jamás aplican en las penitencias fetén o en las condenas de verdad, donde nunca he visto una sentencia que diga que si usted va ahora a la cárcel tiene un tremendo descuento, pero si lo deja para otro día va a ser que no. Cosas de la capital que los de pueblo jamás llegaremos a entender.
Prometo volver. Mas bien no me queda mas remedio. Y al menos seguiré tomando con buen humor las pequeñas impertinencias que nos alegran el día. Si no fuese por ellas no tendría sentido salir de casa. Mediten en ello queridos lectores. Y abunden o discrepen según tengan las ganas, que son estas las que en verdad mueven el mundo.
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jueves, 1 de octubre de 2009
CRONICAS DE UN VIAJERO APRESURADO#2
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Toulouse la ciudad rosa.-
Dicen que es rosa porque casi todos sus edificios, y los tiene prodigiosos, están hechos de ladrillo y revestidos de ladrillo rojo que, con el tiempo, adquiere un tono anaranjado que a la luz del atardecer, y del buen vino, parece de un rosa absoluto.
El color, como el nombre de la rosa es solo eso, y no hay que ir mas allá.
Pero cuando uno revisa la historia clínica de cada uno de esos monumentos, y mira el apartado causal, el por qué se hicieron en ese material y no en la piedra, en el perdurable granito o en el mármol ostentoso; siempre encuentra la misma respuesta, la misma acotación.” Es que el ladrillo es mas barato, y al ser un edificio publico lo pagamos entre todos, y al ser esto una republica, decidimos entre todos hacerlo de ladrillo”. No como en otros lugares – es morcilla, patatera- donde los monumentos los erigen unos con los dineros de los demás. Ahí es mas fácil encontrar mármol, oro e incienso, incluso mirra en temporada.
Luego se encuentra el viajero con un nombre, con una efigie, con un señor de obstinada presencia en plazas, estaciones de metro, grupos escultóricos e incluso homenajes conmemorativos en la plaza mayor, Jean Jaurés. Y uno piensa en el tópico francés, en que son muy suyos y solo suyos, y quizás el que este hombre haya nacido en la ciudad sea la única razón para semejante alarde, como suele suceder en alguna que otra ciudad que me resulta cercana. Pero resulta que no.
Durante la estancia me toca vivir, mas bien disfrutar un par de manifestaciones multitudinarias e intergeneracionales, encabezadas por ancianos y cerradas por jóvenes parejas y sus hijos, en carrito o de la mano. Pero siempre correctos, siempre contentos y pidiendo cosas a las que yo no dudaría en prestar apoyo incondicional. Un día fue el reclamar la retirada de los soldados franceses de la guerra de Afganistán, el siguiente, denunciar la intención gubernamental de privatizar correos, La Poste. Tuve la sensación, estupenda, de que esa gente creía que debía hacer lo que hacia y que, lo mejor de todo, que además servia para algo.
Luego me puse a indagar en la vida, y en la muerte, de Jean, del que ahora se cumplía el centenario de algo, y de cómo el ciudadano tolosano estaba tan orgulloso de un representante suyo , que lo fue, en el gobierno de hace un siglo. Y era, fue, un maestro, un profesor, luego un filosofo, mas tarde un socialista, fundador de L´Humanité, y sobre todo un pacifista, un político y humanista que se opuso con toda su energía a una guerra inminente, la del catorce, que afortunadamente no llego a ver, porque fue asesinado por aquellos que pensaban, y actuaban evidentemente, de manera diferente.
La verdad que personajes, héroes así, merecen y hacen disfrutar el orgullo de la sociedad que los ha parido.
Preguntaba yo en mi ciudad, a alguien con estudios, con el baño cultural que da la universidad, sobre quienes eran las dos personas mas ilustres, compartiendo apellido, y naturales de aquí.
-Los Ordóñez, sin duda- Me respondió automáticamente. Lo que pude entender como un lapsus propio de la irreflexión. Pero cuando le insinué la presencia de Fernando y de Giner de los Ríos, la respuesta fue aun mas contundente y sincera.
- No se quien son esos-.Mientras uno, convencido de que ha venido al mundo para sufrir, lo hacia en resignado silencio.
Esta es una de esas experiencias en las que, cuando uno las cuenta por vividas, desearía ser tomado por mentiroso. Hasta disfrutaría con la ofensa, al pensar que alguien mas quisiera negar la realidad. Pero no. Hay algo que falla, que está fallando y que uno, en su candidez, se resiste a aceptar.
Y conste que el altruista, sea este Jean Jaurés, o sean Giner y Fernando no lo hace jamás por el agradecimiento mas o menos improbable. Que ya aclaran los filósofos que la generosidad es un vicio que lleva el premio, el placer, en su mero ejercicio. Pero también debería haber una sinergia entre esas personas notables de la historia y el medio donde han nacido o donde han crecido. Aunque creo que este verbo maldito, este debería haber, es otra de mis fantasías favoritas.
Pienso que no estaría de mas que los nietos y los hijos de los nietos de sus coetaneos, recordarán y conocieran, con admiración, la vida y hechos de luminarias como esas, ahora que nos hacen tanta falta.
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